MULTIPLICA TU PRODUCTIVIDAD

21 abr 2016

“Después de que una empresa de paraguas intentara llevar a sus comerciales a abrir mercado en el desierto y que casi todos ellos rechazaran la oferta, estos acudieron al último que les quedaba, un vendedor que aceptó, porque pensó que nadie más allí estaría vendiendo lo mismo que él.”

En esta anécdota vemos cómo lo que en principio resulta un problema, se puede acabar convirtiendo en una oportunidad o reto; clave esencial para empezar a ser más productivo.

Aunque hoy en día esta productividad se nos exige en la mayoría de los ámbitos de nuestra vida, hay diferentes motivos por los que no acabamos de conseguirla.

Ahora bien, si realmente estás decidido a lograrlo, hay una serie de pasos que debes de seguir. Lo primero, es conocerte bien a ti mismo para saber qué aspiraciones y motivaciones tienes y adónde te puedes enfocar para conseguir lo que te propones.

El siguiente paso será marcarnos objetivos constantemente. Estos objetivos deben ser a corto plazo, muy concretos y con fecha límite. Los puedes dividir en:

·Objetivos cómodos: es el objetivo mínimo que debes estar dispuesto a cumplir cuando tengas días en los que estés especialmente desmotivado o cansado. Debe ser un objetivo sencillo y fácil de cumplir de manera que no haya excusa para no hacerlo. Si tu objetivo es ir al gimnasio una hora, un ejemplo de objetivo cómodo sería ir 20 minutos.

·Objetivos óptimos: son aquellos que te harán marcar la diferencia con el paso del tiempo, pero exigirán más de ti.

Lo importante es que consigas estar entre uno y otro de manera que esto te permita seguir avanzando.

Una vez los objetivos estén marcados, debes empezar a gestionar bien tu tiempo, es decir, organizarte y planificarte de forma que tengas bien cubiertas tus demandas productivas pero consiguiendo sacar tiempo para ti, para tu tiempo libre, donde puedas desconectar y disfrutar de todas las posibilidades que tiene tu vida.

Un tiempo libre, en el que te aconsejo que tengas en cuenta el deporte, ya que además de mejorar tu salud, te liberará del estrés y hará que tengas la mente más despejada.

Hecho todo esto, empieza el día. Después de haber tenido un buen descanso (es importante descansar y dormir alrededor de las 8h), lo primero es encontrar la forma de activarte. Para esto, hay que desayunar bien, controlar la alimentación el resto del día (las comidas pesadas producen más sueño) y arrancar haciendo aquello que menos te guste, siempre al principio, para no ir cargando con ello durante todo el día.

Por último y puede que lo más complicado para algunas personas: cambiar el “tiene que estar perfecto” por el “puede ser bastante bueno”.

Digo que será lo más complicado, porque ser perfeccionista es un rasgo de carácter que supone ser excesivamente exigente con uno mismo y con los demás, generando ansiedad y mucha frustración porque rara vez se llegan a cumplir las expectativas. También, este perfeccionismo lleva a perder mucho tiempo en algunas tareas en lugar de poder invertirlo en muchas otras cosas.  

Si estás en este grupo, controla ese rasgo, reduce un escalón tu nivel de exigencia y cuando acabes algo, permítete el “lujo” de valorártelo y disfrutar de tu éxito.

¡A partir de hoy ya no tienes excusa para aprovechar tu tiempo al máximo y multiplicar tu productividad!

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