Todos los grandes deportistas han tenido siempre un
rasgo en común, su fortaleza mental,
esa que les ha permitido persistir en su sueño, sobreponerse a cualquier
adversidad y poder aguantar críticas y alabanzas. El ejemplo más claro es Rafa Nadal, pues define a la
perfección el hecho de que una buena preparación mental acaba siendo
determinante a la hora de conseguir el éxito deportivo.
Imagina ahora una situación hipotética:
Un equipo de tu deporte preferido y un jugador que
empieza a ver que no cuenta con los minutos esperados porque no acaba de tener
la confianza del entrenador. ¿Cómo afrontamos esta situación?
Si la afrontamos como una amenaza (que suele ser lo más común), la reacción será ir
disminuyendo el esfuerzo y la implicación hasta acabar abandonando el equipo en
muchos casos.
Sin embargo, si la vemos como un reto,
como una oportunidad para exigirnos el máximo y competir con el que tenemos
delante, conseguiremos o no esos minutos que esperamos, pero lo que es seguro
es que, por un lado, estaremos satisfechos con nuestro trabajo y por haberlo
intentado, y por otro, habremos crecido y mejorado como personas y como jugadores.
Dicho todo esto, os facilito una serie de llaves que
definen a un deportista con fortaleza mental, y que todo el que se lo proponga
(siempre será más fácil con ayuda) puede llegar a conseguir:
1. Cambio de enfoque: ver
cada situación amenazante como un reto donde superarte.
2. Compromiso: debes comprometerte a cumplir todas las obligaciones
que conlleve el deporte que realizas.
3. Basar tu éxito en tu rendimiento,
nunca en el resultado final: eso te hará
compararte contigo mismo y tener mayor confianza.
4. Percepción de control: muy relacionado con el punto anterior, deberás sólo
centrarte en lo que depende de ti mismo, en cuanto a emociones y actitudes.
5. Aceptar el error y tolerar la
frustración: llegar a la meta también
implica cometer algún error y/o caerse durante el camino por diferentes circunstancias.
Debes verlo como algo normal dentro del proceso y sobre todo, de lo que
aprender y fortalecerte.
6. Asumir responsabilidades: salir de la zona de confort, empezar a tomar
decisiones y querer tener el control de tu destino a base de asumir
responsabilidades, hará que acabes marcando la diferencia.
7. Responder ante la presión: dejar de pensar en las consecuencias, centrarte y disfrutar
de lo que haces en cada momento y valorarte sólo en lo que dependa de ti,
ayudará a que la presión sea un aliciente más para mejorar y nunca una amenaza.
8. Evitar el acomodamiento: marcarte un nivel alto de exigencia diario, te
ayudará a responder ante estas situaciones tan comunes en el deporte de
rendimiento. Sin embargo, esta exigencia debe ser siempre controlada,
alcanzable y también debe permitirte valorar positivamente cada logro.
Es importante empezar a dotar de herramientas a los
jóvenes deportistas para que afronten su futuro con la mejor garantía. Nunca es
tarde para proponerse mejorar, y si algo queda claro, es que la mente es otro músculo más que debemos
entrenar. ¡Depende de nosotros!
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